El alma trashumante del norte neuquino
Cuando el otoño se adueña de la cordillera, los caminos se llenan de vida y polvo: las familias crianceras regresan de la veranada en una travesía que encarna la esencia profunda del Neuquén rural. Cada año, con la llegada del frío, los veranadores emprenden el regreso desde los altos pastos cordilleranos hacia los valles, guiando a pie o a caballo más de un millón de animales. En el corazón del territorio neuquino, la trashumancia sigue viva, no como postal de museo, sino como práctica cotidiana que teje identidad, esfuerzo y memoria.
REGIONALES14/04/2025
NeuquenNews