¿Qué es ser un preparatista? La vida de quienes se anticipan al colapso

Los “preppers” o preparatistas se entrenan, abastecen y organizan para sobrevivir ante posibles catástrofes globales o colapsos sociales. ¿Paranoia o previsión? Un recorrido por este fenómeno cada vez más extendido.

DE NUESTRA REDACCIÓN04/05/2025NeuquenNewsNeuquenNews
Preparatista

Vivir preparados: mucho más que acumular latas. Ser preparatista es mucho más que tener una mochila de emergencia o unas linternas a mano. Es adoptar una forma de vida basada en la autodependencia, la previsión y la preparación para escenarios extremos: guerras, pandemias, apagones prolongados, crisis económicas totales, colapsos del sistema financiero, ataques cibernéticos o incluso desastres naturales derivados del cambio climático.

El fenómeno —conocido en inglés como prepping— surgió con fuerza en Estados Unidos durante la Guerra Fría, pero ha cobrado nuevo impulso a partir del nuevo milenio, especialmente luego de eventos como el atentado a las Torres Gemelas, el huracán Katrina, la crisis financiera de 2008, y más recientemente, la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania.

¿Quiénes son los preparatistas?

No hay un único perfil. Hay desde familias rurales con huertas autosustentables y sistemas de captación de agua de lluvia, hasta ejecutivos urbanos que almacenan criptomonedas, tienen reservas en bunkers privados o participan de foros de supervivencia. Algunos se autodenominan “minimalistas tácticos”, otros simplemente “realistas informados”.

El preparatista promedio no se identifica con una ideología específica, aunque el fenómeno ha sido históricamente más visible entre sectores conservadores. Sin embargo, el colapso ambiental, la desconfianza en los gobiernos y la fragilidad del sistema económico han extendido el interés a personas con perfiles progresistas, ecológicos o incluso tecnólogos del Silicon Valley.

prepper-and-a-survivalist

¿Qué prepara un preparatista?

Las prioridades suelen dividirse en cuatro pilares:

Agua y alimentos: Almacenamiento de comida no perecedera, sistemas de filtrado y potabilización, cultivo propio y conocimiento sobre recolección silvestre.

Energía y refugio: Generadores solares, baterías, calentadores alternativos, refugios reforzados, incluso bunkers subterráneos en algunos casos.

Salud y primeros auxilios: Botiquines avanzados, conocimientos de medicina básica, medicamentos de reserva y cursos de supervivencia.

Defensa y herramientas: Algunos optan por armas, otros por tecnología de comunicación segura, cuchillos tácticos, herramientas multiuso y entrenamientos de defensa personal.

Además, cada vez más preppers estudian habilidades como orientación con mapas, mecánica básica, cultivo sin pesticidas, costura, cocina de emergencia y hasta idiomas en caso de migración forzada.

¿Es ser preparatista un acto de paranoia?

Esta es una de las preguntas más frecuentes. ¿Hasta qué punto se trata de una visión lúcida del presente y el futuro, y en qué momento se convierte en obsesión o aislamiento social?

Según algunos psicólogos, el preparatismo puede ser una forma de lidiar con la ansiedad en un mundo incierto. Pero también puede volverse problemático si se cae en un enfoque apocalíptico constante. En cambio, los preppers más organizados suelen verlo como una extensión de la prevención: igual que uno contrata un seguro de salud o incendios, prepararse para lo imprevisto es una forma de resiliencia.

b33be955-33de-4fd8-9352-1a5f3504c6e1_alta-libre-aspect-ratio_default_0

Un fenómeno en crecimiento

Con el aumento de eventos climáticos extremos, las tensiones geopolíticas y la inestabilidad económica, el movimiento preparatista ha dejado de ser marginal. Existen ferias, tiendas especializadas, canales de YouTube con millones de suscriptores, comunidades virtuales y hasta cursos académicos sobre resiliencia ante crisis.

Algunos gobiernos, como el de Alemania o Japón, incluso han difundido guías oficiales de preparación ciudadana para catástrofes. En Argentina, el tema también ha comenzado a ganar terreno en zonas con alta exposición a eventos sísmicos o apagones prolongados, y tras la experiencia de la pandemia.

¿Estamos preparados para lo que venga?

En un mundo cada vez más incierto, los preparatistas no proponen vivir con miedo, sino con conciencia. Y en tiempos donde lo improbable se vuelve cotidiano, su mensaje puede servir como un llamado de atención: confiar ciegamente en que “nunca va a pasar” ya no parece una opción.

Te puede interesar
Judaismo

Serie Especial: ¿Qué es el sionismo?: Ideología, poder y realidad más allá de la narrativa oficial. Capitulo IV

NeuquenNews
DE NUESTRA REDACCIÓN31/05/2025

Capítulo IV | La Realidad Más Allá de la Narrativa Oficial: Perspectivas Críticas. ¿Qué revelan los archivos desclasificados, los “nuevos historiadores” israelíes y las voces marginadas? Una revisión de los aspectos menos difundidos: la Nakba, la limpieza étnica, el apartheid y el uso del relato del victimismo para justificar el expansionismo territorial.

la política

La política ha muerto

Por Adrián Giannetti (*)
DE NUESTRA REDACCIÓN30/05/2025

La política en Neuquén no murió de golpe, se fue apagando de a poco, como todo lo que deja de tener sentido. Hoy ya no queda debate ni proyecto común, sólo una rutina que se repite vacía. El poder habla solo, y la gente, cansada, mira sin creer.

Lo más visto
Judaismo

Serie Especial: ¿Qué es el sionismo?: Ideología, poder y realidad más allá de la narrativa oficial. Capitulo IV

NeuquenNews
DE NUESTRA REDACCIÓN31/05/2025

Capítulo IV | La Realidad Más Allá de la Narrativa Oficial: Perspectivas Críticas. ¿Qué revelan los archivos desclasificados, los “nuevos historiadores” israelíes y las voces marginadas? Una revisión de los aspectos menos difundidos: la Nakba, la limpieza étnica, el apartheid y el uso del relato del victimismo para justificar el expansionismo territorial.

la política

La política ha muerto

Por Adrián Giannetti (*)
DE NUESTRA REDACCIÓN30/05/2025

La política en Neuquén no murió de golpe, se fue apagando de a poco, como todo lo que deja de tener sentido. Hoy ya no queda debate ni proyecto común, sólo una rutina que se repite vacía. El poder habla solo, y la gente, cansada, mira sin creer.