¿Sabías que hubo una vez una huelga estudiantil que duró 9 meses y cambió el sistema educativo en toda América Latina?

En 1918, el movimiento estudiantil conocido como la Reforma Universitaria comenzó en la Universidad de Córdoba. Los estudiantes luchaban por la autonomía universitaria y la participación estudiantil en el gobierno de las universidades. Esta huelga se extendió a otras universidades de América Latina y transformó el sistema educativo.

ACTUALIDAD - CULTURA08/10/2024NeuquenNewsNeuquenNews
Huelga de estudiantes
Huelga Universitaria de 1918

En 1918, un movimiento estudiantil iniciado en la Universidad Nacional de Córdoba marcó un antes y un después en la historia de la educación superior en Argentina y en todo el continente. Conocido como la Reforma Universitaria, este levantamiento, que duró nueve meses, fue mucho más que una huelga: fue el catalizador de una transformación profunda en el sistema universitario, promoviendo la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil y una educación pública más inclusiva y democrática.

El contexto: un sistema universitario arcaico y excluyente

A comienzos del siglo XX, las universidades argentinas, al igual que en gran parte de América Latina, estaban controladas por un sistema que beneficiaba a las élites económicas y políticas. Las decisiones dentro de las universidades eran tomadas por los claustros cerrados de profesores vitalicios, en su mayoría pertenecientes a las clases altas, lo que impedía la participación de los estudiantes y limitaba el acceso a una educación crítica y moderna. Las cátedras se obtenían a través de conexiones políticas o familiares, y el enfoque educativo seguía siendo rígido, autoritario y atrasado, a menudo bajo la influencia de la Iglesia Católica.

En este contexto, los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, una de las instituciones más antiguas de Argentina, decidieron tomar cartas en el asunto. Liderados por jóvenes progresistas que reclamaban un cambio radical en el sistema educativo, comenzaron a organizarse en asambleas para denunciar la falta de participación estudiantil y la necesidad de una reforma que democratizara las universidades.

El estallido de la Reforma Universitaria

El 15 de marzo de 1918, los estudiantes de la Universidad de Córdoba convocaron una huelga general, exigiendo la modernización de la enseñanza y la participación en el gobierno universitario. Sus demandas iban más allá de lo local: querían autonomía universitaria, es decir, que las universidades pudieran tomar sus propias decisiones sin interferencia del Estado o de sectores externos, y cogobierno estudiantil, permitiendo que los estudiantes participaran activamente en la toma de decisiones académicas.

La huelga rápidamente se extendió a lo largo del año y, aunque inicialmente parecía un conflicto local, su impacto fue masivo. Córdoba se convirtió en el epicentro de un movimiento que inspiró a otras universidades y sectores estudiantiles de América Latina, marcando el inicio de una ola de reformas en todo el continente.

El Manifiesto Liminar

Uno de los momentos clave del movimiento fue la publicación del Manifiesto Liminar en junio de 1918, redactado por Deodoro Roca, un estudiante de derecho que se convirtió en uno de los líderes intelectuales de la Reforma. Este documento, dirigido "a los hombres libres de Sudamérica", no solo denunciaba el estado retrógrado de las universidades, sino que proclamaba la lucha por la libertad de pensamiento, la democratización del acceso a la educación y la ciencia como eje del progreso social.

El manifiesto criticaba duramente las estructuras de poder universitarias y pedía la renovación de los catedráticos, la libertad de cátedra (permitiendo la enseñanza de ideas sin censura) y la participación activa de los estudiantes en las decisiones que afectaban su educación. Además, defendía la universidad como un espacio de progreso social, que debía estar al servicio de toda la sociedad y no de unos pocos privilegiados.

La huelga y el triunfo de la Reforma

La huelga estudiantil se prolongó por nueve meses, durante los cuales los estudiantes ocuparon la universidad, enfrentaron la represión de las autoridades y ganaron el apoyo de sectores obreros y progresistas. El conflicto culminó cuando el presidente de la Nación en ese momento, Hipólito Yrigoyen, intervino a favor de los estudiantes, presionando para que se aceptaran varias de sus demandas.

El resultado fue un triunfo histórico: se estableció la autonomía universitaria, se implementó el cogobierno con participación estudiantil y se impulsaron reformas para democratizar el acceso a la universidad. Los profesores vitalicios fueron reemplazados por académicos elegidos democráticamente, y la educación superior se abrió a un espectro más amplio de la sociedad, fomentando la libertad de pensamiento y la renovación del conocimiento.

Un impacto regional: la Reforma se expande por América Latina

El éxito del movimiento de Córdoba no solo transformó el sistema universitario argentino, sino que inspiró movimientos similares en toda América Latina. Las ideas de la Reforma Universitaria se expandieron rápidamente a países como Perú, México, Chile, Uruguay y Cuba, entre otros, generando cambios profundos en las estructuras educativas y promoviendo una mayor participación estudiantil en los asuntos universitarios.

La Reforma Universitaria de 1918 se convirtió en un referente para los movimientos estudiantiles y progresistas de toda la región, consolidando la idea de que la universidad debía estar al servicio de la sociedad y que la educación era un derecho, no un privilegio. En las décadas siguientes, muchas de las demandas surgidas en Córdoba continuaron siendo reivindicadas por los estudiantes en diferentes países, especialmente en contextos de dictaduras o gobiernos autoritarios que intentaban controlar el ámbito universitario.

Un legado que perdura

Más de un siglo después, el legado de la Reforma Universitaria de 1918 sigue presente en las universidades argentinas y latinoamericanas. La autonomía universitaria, el cogobierno y la libertad de cátedra, que en su momento fueron demandas revolucionarias, hoy son pilares fundamentales del sistema educativo en la región. Sin embargo, las luchas por una educación pública, gratuita y de calidad continúan, y el espíritu de la Reforma sigue inspirando a nuevas generaciones de estudiantes que buscan transformar sus realidades.

Este movimiento no solo fue una huelga estudiantil que duró nueve meses, sino un verdadero punto de inflexión en la historia de la educación superior, que cambió para siempre la relación entre el conocimiento, el poder y la sociedad.

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