La Casa Neuqueniana: Del Neuquén, por el Neuquén, para la Patria

El Dr. Gregorio Álvarez, en las reuniones previas a la creación de la Casa Neuqueniana decía, "al Decir neuqueniano, involucramos en el término, no solamente a los nativos del Neuquén sino también a los residentes en él, a los exresidentes que han quedado vinculados por intereses o simpatía y, en fin, a todos aquellos que aman a ese hermoso pedazo del suelo argentino porque sienten que algo de su esencia ha penetrado y se mantiene en sus corazones, infundiéndole un cariño y apego especial, perdurable, que le da derecho a que se les incluya también entre los neuquenianos.

DE NUESTRA REDACCIÓN23/04/2024NeuquenNewsNeuquenNews
Volcán Lanín
Volcán LanínSímbolo de la identidad neuquina

La Casa Neuqueniana es una institución que nace en un momento crucial de la historia argentina, durante el proceso de incorporación política de los Territorios Nacionales en 1949, durante el peronismo. A pesar de que las razones estaban ligadas al propósito de otorgar derechos políticos negados, la estigmatización de sus habitantes -como población en situación de minoridad e inmadurez- seguía presente. Por ello, demostrar lo contrario se convirtió en el propósito de un grupo de residentes de la ciudad de Buenos Aires.

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Gregorio Álvarez – Cebando mate en el norte neuquino. A la derecha, su esposa.
 

Creación de la Casa Neuqueniana

Este grupo de residentes impulsó la creación de una estructura organizativa, valorada tanto para el ejercicio de la influencia indirecta en la esfera de las decisiones nacionales como para emprender o encauzar la búsqueda de la construcción de la neuquinidad; advertida como pilar de unidad del cuerpo socio-político que por aquellos años aún estaba ausente.

En esta coyuntura y con este proyecto en miras, en la casa porteña de Ruth Reed de Talero (viuda de Eduardo Talero), y promediando un encuentro informal entre Gregorio Álvarez y Eduardo Talero (h.), surgió la idea de crear una entidad que agrupara a nativos neuquinos o por adopción, residentes en Buenos Aires.

Propósito de la Casa Neuqueniana

Talero (h.) y Álvarez propiciaban la creación de una institución que avanzara en un proyecto patrocinador de unidad entre neuquenianos, a fin de vencer una visión estigmatizante de los habitantes de Neuquén desde el ámbito nacional. Este anhelo los llevó a la creación de la Casa Neuqueniana en la Capital Federal, fundada el 23 de junio de 1950.

Primer Reunión y Declaración de Propósitos

La primera reunión se concretó el 25 de julio de 1950. En ella, con la firmeza de la convicción, Gregorio Álvarez expuso: “Ha llegado el momento en que los neuquinos residentes en esta Capital nos reunamos, nos vinculemos, veamos cuántos somos, qué es lo que hacemos y qué pensamos hacer por aquella tierra del Neuquén de excepcional belleza natural y de auspicioso porvenir (…) consideramos justificada esta inquietud nuestra y más aún, impostergable, porque (…) ya se siente con plena personalidad para figurar sin desmedro en el concierto de los demás territorios argentinos, con derecho a expresar sus anhelos y exponer el índice de su progreso y su necesidad de mejoramiento (…) uno de los medios es el de hacernos conocer aquí en la Metrópoli.

Desde un principio, la convocatoria se nutría de un fuerte carácter de promoción del conocimiento del territorio, con intenciones de representar a Neuquén en el principal centro político del país: la ciudad de Buenos Aires: “A nosotros corresponde el deber de propender a su acrecentamiento espiritual y material para mayor gloria de la Patria y del Neuquén”.

Alcance del Término “Neuqueniano”

Durante la primera reunión para la que habían llevado a cabo la convocatoria, el mismo Gregorio Álvarez aclaraba el alcance del término “neuqueniano”, en consonancia con su objetivo de emprender una acción colectiva institucionalizada: Al decir neuqueniano, involucramos en el término, no solamente a los nativos del Neuquén sino también a los residentes en él, a los exresidentes que han quedado vinculados por intereses o simpatía y, en fin, a todos aquellos que aman a ese hermoso pedazo del suelo argentino porque sienten que algo de su esencia ha penetrado y se mantiene en sus corazones, infundiéndole un cariño y apego especial, perdurable, que le da derecho a que se les incluya también entre los neuquenianos.

El alcance del término “neuqueniano” puede entenderse como una decisión claramente ideológica y programática. Se adoptaba una posición de continencia amplia y vasta para un proyecto que se concebía inclusivo.

La Casa Neuqueniana, desde su creación, ha jugado un papel fundamental en la representación y promoción de la cultura neuquina. Su historia y su misión reflejan el espíritu de unidad y el deseo de superar las estigmatizaciones, contribuyendo a la construcción de una identidad neuquina sólida y orgullosa. 

Durante la primera reunión, los miembros electos tomaron posesión de los cargos, constituyéndose subcomisiones de Prensa y Propaganda, Cultura, Fiestas, Enlace con el territorio, Reglamento, Economía y Finanzas, Estudiantes y Cultura. También se decidió homenajear a San Martín y preparar actos para los aniversarios de Chos Malal y Neuquén capital. Desde su inicio se marcaba el doble ámbito de intervención, el nacional y el territoriano.

La primera Comisión Directiva estuvo integrada por el Dr. Gregorio Álvarez, el Coronel Augusto G. Rodríguez, el Dr. Víctor Ezio Zani, el Sr. Julio C Chaneton, la Sra. Nélida F. S. de Álvarez, el Sr. Eduardo Talero, el Tte. Coronel Raúl Gómez Fuentealba, el Escribano Anselmo Núñez Vieira, entre otros.

Desde su constitución, civiles y militares, élite educada y próspera, estuvieron unidos en la tarea de llevar adelante el propósito "Del Neuquén, por el Neuquén, para la Patria", lema programático de la Casa Neuqueniana. Se reconocían operando e interviniendo para sumar a Neuquén en un proyecto mayor: la “Patria”.

Con la fundación de la Casa Neuqueniana se daba curso a una institución  abocada a transformar a la cultura en una fuerza activa, capaz de construir una representación de Neuquén y de su historia, figura muy necesaria para legitimarla como comunidad próspera y culta:

"Nuestro Centro no debe admitir ni prohijar ideas de las llamadas disolventes de la nacionalidad, ni las que se refieran a política y religión. Nuestra divisa será: Todo por la Patria y para la Patria. Esto quiere decir que nuestra mira la hemos colocado en lo más alto: en perfeccionarnos dentro del marco de nuestra actuación y posibilidades, para elevar el nivel del Neuquén en todas las manifestaciones de la cultura y el progreso: firmes puntales sobre los que se asienta la grandeza de los pueblos". 

El tono de corte moral y altruista, impreso en la iniciativa, era lo que justificaba que la Casa Neuqueniana se dispusiera por encima de ideas políticas y religiosas. La patria exigía negar todo tipo de afiliación partidaria o ideológica, por lo tanto, los integrantes de este centro se sintieron actores y constructores de una convencida interlocución social.

El papel de los fundadores incluía el deber de ser portavoces o representantes de la neuquinidad, para: “Demostrar que Neuquén también tiene intelectuales y tribunas para exponer ideas, que dejó de ser el desierto de los tiempos indígenas y que hoy es crisol de fructíferas realizaciones y semillero de sugerencias que están esperando ser recogidas”.

De esta manera, la Casa se transformaba en una institución cuyos integrantes -“destacados vecinos”- asumían la tarea como un compromiso moral. Es más, venía a revertir el desconocimiento que años más tarde, el mismo Pedro Julio San Martín, en función de Delegado Territoriano (según lo dispondría la Ley 14.315/54 de Territorios Nacionales), denunciaría en la Cámara de Diputados, con voz pero sin voto: "Tienen Ustedes un conocimiento tan profundo de los Territorios Nacionales, que un Diputado Radical me preguntaba en qué puerto desembarcaba cuando iba a Neuquén. Creía que me iba en bote, que es tanto como preguntar a un santiagueño en qué puerto hay que desembarcar para ir a La Banda".

Fuente: Norma García - Profesora de Historia. Docente e investigadora (Universidad Nacional del Comahue, Neuquén) De su trabajo: Marcas fundacionales de la neuquinidad en la transición hacia la provincialización durante la década del ’50. La Casa Neuqueniana (1950-1956)

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