
Neuquén y Río Negro lograron un acuerdo histórico con la Nación para que se reconozca su propiedad sobre el agua y se rediseñe el esquema de concesiones hidroeléctricas. El pacto trae más ingresos, un canon por uso del recurso, obras de seguridad y mayor control provincial. Pero el verdadero desafío será que este triunfo no termine diluyéndose en la maraña de la política y la administración ineficiente.