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¿Por qué marchar en defensa de la Universidad Pública, gratuita y de calidad?

Las políticas de ajuste impulsadas por el gobierno de Javier Milei en el ámbito educativo han desatado una fuerte reacción en las universidades públicas. Estudiantes, docentes y gremios han convocado a una nueva Marcha Federal Universitaria para el miércoles 2 de octubre, a las 17 horas, con una movilización central frente al Congreso de la Nación y réplicas en todo el país, en defensa de la educación pública y gratuita.

NACIONALES02/10/2024NeuquenNewsNeuquenNews
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Marcha Federal en defensa de la Universidad Pública

La universidad pública y gratuita en Argentina ha sido históricamente uno de los pilares fundamentales para la construcción de una sociedad más justa, equitativa y con oportunidades de movilidad social. Este sistema, accesible a toda la población, ha permitido que personas de diversas clases sociales puedan formarse académicamente, independientemente de su capacidad económica.

La universidad pública y gratuita en Argentina ha sido un pilar fundamental para la construcción de una sociedad más equitativa, ofreciendo a millones de personas la posibilidad de acceder a educación de calidad sin costo.

Este sistema, único en América Latina por su alcance y relevancia, ha sido clave en la movilidad social y el progreso profesional de generaciones de argentinos, siendo un motor del desarrollo económico, cultural y científico del país.

La universidad pública y la movilidad social

En un país con altos niveles de desigualdad socioeconómica, la universidad pública ha jugado un rol esencial en la movilidad social ascendente. Gracias a la gratuidad y a políticas inclusivas, personas de sectores económicamente vulnerables pueden acceder a carreras que les permiten mejorar su calidad de vida. 

El impacto es evidente en la cifra de egresados: según datos del Ministerio de Educación, el 80% de los estudiantes universitarios en Argentina asisten a universidades públicas.

Además, un 53% de los egresados de estas universidades son primera generación de universitarios, lo que refleja cómo estas instituciones han permitido que familias con escasos recursos puedan romper ciclos de pobreza.

Impacto en la formación de profesionales

La calidad académica de las universidades públicas argentinas ha permitido la formación de algunos de los profesionales más destacados a nivel global. Por ejemplo, César Milstein, quien se graduó en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1984 por sus investigaciones en anticuerpos monoclonales, demostrando el alto nivel de los profesionales formados en el sistema público argentino.

Además, figuras claves de la historia argentina y de la ciencia mundial han salido de las aulas de las universidades públicas. Entre ellos, el Premio Nobel de Química, Luis Federico Leloir, egresado también de la UBA, cuyo descubrimiento de los nucleótidos de azúcar fue revolucionario para la bioquímica.

La producción de conocimiento

Más allá de la formación de profesionales, las universidades públicas argentinas son centros de investigación de enorme importancia. De hecho, las tres cuartas partes de la producción científica en Argentina provienen de estas instituciones. Universidades como la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) o la UBA son actores clave en la investigación en áreas como la medicina, la ingeniería y las ciencias sociales. 

Uno de los ejemplos más recientes es el desarrollo, en plena pandemia, del kit de diagnóstico rápido de COVID-19, llamado "NEOKIT-COVID-19", una iniciativa surgida del trabajo conjunto de la UBA y el CONICET.

Contexto histórico y político

El sistema de educación superior gratuita en Argentina se instauró formalmente en 1949 durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, aunque el germen de esta política viene de la Reforma Universitaria de 1918, que transformó las universidades en espacios más inclusivos y democráticos.

La reforma promovió la autonomía universitaria y el gobierno estudiantil, dos características que permanecen hasta hoy como parte esencial de la identidad de las universidades públicas.

Desde entonces, la universidad pública ha resistido a diferentes intentos de ajuste económico y privatización. Sin embargo, en épocas de crisis, como en los 90 o más recientemente, se han registrado recortes presupuestarios que afectan su funcionamiento. A pesar de estos desafíos, la universidad pública sigue siendo un bastión del progreso social.

Desafíos actuales

En la actualidad, las universidades públicas enfrentan el desafío de seguir siendo accesibles y de calidad en un contexto económico complicado. Los estudiantes y las instituciones luchan por preservar el financiamiento adecuado para asegurar que la gratuidad no implique una merma en la calidad educativa.

En 2023, las universidades nacionales recibieron alrededor del 70% de su presupuesto operativo a través del Presupuesto Nacional, lo que significa que el financiamiento público sigue siendo crucial para su funcionamiento. Sin embargo, en un contexto de inflación alta y ajuste fiscal, la presión sobre los presupuestos universitarios es cada vez mayor.

La universidad pública y gratuita en Argentina no es solo un derecho fundamental, sino un instrumento poderoso para la movilidad social y el progreso colectivo.  Permite que estudiantes de todos los estratos socioeconómicos accedan a educación superior de calidad, generando una sociedad más justa y con mayores oportunidades para todos. Es, además, un centro de producción de conocimiento que impulsa el desarrollo científico y cultural del país, siendo clave para el futuro de Argentina.

La preservación y fortalecimiento de este sistema es esencial para garantizar que la educación siga siendo el camino hacia un país más equitativo, inclusivo y con mayores oportunidades para todos.

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¿Qué país seremos si los hijos de los trabajadores no pueden acceder a la educación universitaria?

Estudios sociológicos y económicos sugieren que cuando la mayoría de los hijos de trabajadores no tienen acceso a la educación universitaria, se limita significativamente la movilidad social y las oportunidades de desarrollo económico en un país.

Esto perpetúa desigualdades estructurales y reduce las posibilidades de que las generaciones futuras logren mejorar su situación socioeconómica.

Impactos clave según estudios sociológicos:

1. Desigualdad de oportunidades:
   La falta de acceso a la educación universitaria para hijos de trabajadores refuerza la estratificación social, limitando el ascenso social a ciertos grupos privilegiados. Según Pierre Bourdieu, teórico de la sociología de la educación, el capital cultural (conocimientos, competencias y habilidades) se transmite principalmente en familias de clases altas, lo que perpetúa la exclusión de los sectores más pobres cuando el acceso a la educación está restringido. Sin una educación superior accesible, la estructura de clases se vuelve rígida, y las familias de trabajadores encuentran cada vez más difícil mejorar su situación.

2. Menor crecimiento económico:
   Estudios realizados por economistas como Robert Barro y Xavier Sala-i-Martin han demostrado que la inversión en capital humano (educación) está directamente relacionada con el crecimiento económico. Sociedades que no permiten que amplios sectores de la población accedan a la universidad experimentan una menor capacidad de innovación y productividad, lo que frena el desarrollo económico y reduce la competitividad en un entorno global.

3. Aumento de la pobreza y la exclusión social:
   La educación superior es un motor para la reducción de la pobreza. Según datos del Banco Mundial, las personas con educación universitaria tienen mayores probabilidades de obtener empleos formales, acceder a salarios más altos y disfrutar de mejores condiciones de trabajo. Cuando los hijos de los trabajadores quedan fuera del sistema universitario, sus oportunidades laborales y económicas se ven severamente reducidas, aumentando la pobreza intergeneracional.

4. Debilitamiento de la cohesión social:
   Sociólogos como Emile Durkheim argumentan que la educación es un factor esencial para la integración social. En sociedades donde el acceso a la educación está restringido para las clases trabajadoras, se genera una fractura social, alimentando resentimientos y tensiones entre diferentes grupos económicos. Esto puede dar lugar a un aumento de los conflictos sociales y la desconfianza en las instituciones políticas y económicas.

Ejemplos históricos:

Países con sistemas educativos limitados o elitistas, como ocurrió en varios estados europeos antes de las reformas educativas del siglo XX, experimentaron un alto nivel de inestabilidad social.

La falta de movilidad social creó una sociedad fragmentada, con una minoría dominante controlando la mayoría de los recursos y las oportunidades, lo que eventualmente llevó a crisis sociales y revoluciones.

En cambio, en países como Finlandia o Noruega, donde se invirtió en sistemas educativos públicos y accesibles, se ha observado una mayor igualdad social y una economía más sólida, destacando la importancia de la educación para una sociedad justa y económicamente saludable.  El acceso a la educación es crucial para el desarrollo de una sociedad más equitativa y próspera.

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