
En 2025, la actividad en Vaca Muerta alcanzó niveles históricos con un aumento en las etapas de fractura, impulsando el consumo de millones de litros de agua dulce, toneladas de arena y una creciente generación de residuos peligrosos. El desafío ahora es equilibrar el desarrollo energético con la sostenibilidad ambiental y la infraestructura vial.