Carne: seguirán creciendo las exportaciones de carne bovina en el 2024

Un estudio determina que la exportación de carne debería crecer en participación como destino de lo producido, superando la marca del 29% del 2023

ACTUALIDAD 01 de febrero de 2024 Neuquén Noticias Neuquén Noticias
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Carne - Exportación - China

China es un mercado determinante para definir el valor y volumen de las exportaciones de carnes argentinas. El escenario más probable es aquel de volúmenes relativamente estabilizados respecto a los de los últimos dos años (2,7 millones de toneladas peso producto), acompañados de precios similares a los de los últimos meses de 2023 (entre USD 4.700 y USD 4.900), que son relativamente bajos para lo que fueran los valores de buena parte de los años 2021 y 2022 (>USD 6.000).

Algo que debe advertirse es que China tiene un nivel de consumo de proteínas animales (incluyendo todas las carnes y también el pescado) que es elevado para su nivel de ingresos y que ya se aproxima al de muchos países desarrollados, es decir el crecimiento de su demanda interna de carnes debería ir convergiendo cada vez más a las tasas poblacionales. Por otra parte, las consultoras y organismos internacionales proyectan que su economía crecería por debajo del 5% en 2024, desacelerando respecto del 2023.

Argentina es el segundo proveedor global de carne bovina de China, en un ranking liderado por Brasil, con una participación de mercado del orden del 19%; según la aduana China, colocó un volumen de 526 mil toneladas de cortes de carne y hueso (peso producto) el año pasado, la cifra más alta en la historia del país.

Por el lado de la oferta global, las proyecciones de los organismos internacionales indican que el mercado estaría bien abastecido por los cuatro exportadores actualmente líderes, caso de Brasil, Australia, India y Estados Unidos, a los que se suma en quinto lugar con también un probable buen desempeño, Argentina.

En lo que hace a las condiciones internas, por el lado de la oferta, se debe seguir monitoreando la evolución del ciclo ganadero, a los efectos de ir anticipando el flujo probable de animales que se enviarán a la faena. En diciembre, último mes con información de faena, el 48,2% de los animales faenados fueron hembras, un porcentaje que excede aquel que requiere la estabilidad del rodeo. Por estos elevados niveles de faena de hembras, la producción cerró el año con un acumulado de 3,29 millones de toneladas, un flujo muy elevado en perspectiva, de hecho, el más alto desde el año 2009 (+4,3% respecto al 2022).

Un ciclo de elevada faena como el del 2023, resulta insostenible a mediano plazo por definición (salvo que la actividad tienda a desaparecer), por lo que en algún momento debe virar hacia un ciclo de retención y recuperación de las existencias. Ahora bien, la volatilidad del clima, la crisis económica y la incertidumbre respecto de la evolución de la macroeconomía y la política económica hacen difícil anticipar cuándo se dará el cambio de tendencia (en qué momento del año) y arrancará la fase en la que crece la inversión en las empresas ganaderas.

Por su parte, el tipo de cambio real efectivo (TCRE) para la exportación (aquel que tiene en cuenta, además de la inflación, la política comercial, impuestos y reintegros) ha pasado a ubicarse en el primer mes del año en un nivel muy elevado, que supera largamente el que tuviera durante el 2023 y en años previos. El TCRE se ha incrementado por la fuerte devaluación del tipo de cambio oficial y también la creación de un régimen cambiario “blend” para el sector exportador, en el que se pondera el tipo de cambio oficial en un 80% y el dólar CCL (aquel que surge de la compra venta de bonos) en un 20% para determinar el precio final que reciben los exportadores por las divisas que generan; como referencia, el blend se estará aproximando a los $900 en enero.

Si el actual TCRE podrá mantenerse o no es un interrogante clave. Por un lado, está la intención del gobierno de llevar las alícuotas de retenciones al 15% para todos los productos, lo que implicaría una suba de 6 puntos porcentuales de carga tributaria, considerando el 9% que vienen pagando los cortes de carne bovina. Por otro lado, el TCRE dependerá de cómo evolucione el dólar blend respecto de la tasa de inflación; está claro que, en el actual contexto de elevada inflación, el dólar de exportación podría atrasarse rápidamente si el tipo de cambio oficial fuese utilizado como ancla inflacionaria, bajo una política que premeditadamente deprecie la moneda a un ritmo menor al que crecen los precios.

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Respecto al consumo interno, los efectos de la pérdida de ingresos en los segmentos asalariados luego de la aceleración de la inflación de diciembre y enero, quedaron rápidamente en evidencia luego de la última suba fuerte de precios de hacienda y carne (mediados de diciembre), que no fue convalidada en los mostradores y los valores debieron desandar camino. Todo indica que será difícil para el consumo interno mantener los niveles del 2023 en un año que será contractivo, con una caída del PIB que apunta a ubicarse en torno al 3% según el último relevamiento de expectativas de mercado del BCRA.

En este contexto adverso para el consumidor local, la exportación debería crecer en participación como destino de lo producido, superando la marca del 29% del 2023; lo que resta saber es si además podrá crecer en volúmenes, cuestión que dependerá finalmente de lo que suceda con el flujo de animales enviados a faena y los kilos de carne finalmente producidos por el país.

lmneuquen

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