119 aniversario de la capital, la historia de la más Argentina de las calles de Neuquén

Es la Avenida principal de la ciudad y lleva el nombre de nuestro país, aunque no siempre fue así. En el transcurso del tiempo ha cambiado de nombre y de aspecto varias veces, se ha extendido desde las vías del ferrocarril (cuando esa parte de la ciudad era “el bajo”) hasta el río y desde el centro hacia las bardas.
 
 Para poder remontarnos en el recuerdo y tener una idea cabal de cómo fue alguna vez la Avenida, podemos recurrir al testimonio que alguna vez nos compartiera Don Roberto Cárdenas, tropero de hacienda en sus años mozos de la década del 1940:

“Veníamos arriando más de noventa novillos por la Avenida Argentina. Era el 10 de abril de 1945 y había unas chatas de esas tiradas a caballo atadas por ahí. De entre un grupo de personas salió un señor con un aparato en la mano, que después me di cuenta que era un micrófono, y me llamó: “vení, vení muchacho”. Me paré entonces con mi caballo y él se acercó y me dijo que estaban inaugurando una radio y que me querían entrevistar. Imagínese, nosotros qué sabíamos de radio si éramos unos paisanos del campo, después nos enteramos que se trataba del Sr. Eduardo Alizeri. Que me dijo: - vos desde hoy, sos el padrino de Radio LU5”.

Hoy que Don Cárdenas no está, nos queda el recuerdo de aquel Neuquén del Alto y el Bajo transitado por esa Avenida que tan bien retrató Don Marcelo Berbel en la canción emblema de la ciudad “Regreso al Ayer”:

“Por esta avenida, cuando era de tierra íbamos la noche, mis sueños y yo y era mi secreto sentirme poeta con las esperanzas de ser tu cantor, cuando deshojaba dulces serenatas con las esperanzas de ser tu cantor”.

Mientras que el relato de Roberto Cárdenas nos continúa aportando datos de un ayer un poco más lejano:

“Yo era tropero antes, era muy jovencito y arreábamos hacienda, novillos que venían de la provincia de Buenos Aires. En aquellos tiempos, allá por 1945, el desembarcadero de los novillos estaba en la calle Mitre, en la esquina de Olascoaga, ahí había un tipo hotel o bar que se llamaba “Celata”. Nosotros atábamos los caballos ahí y descargábamos los animales que venían en el tren carguero y encerrábamos los nuestros porque también venían animales que iban a otros lugares”.

“Pueden existir muchos motivos por los cuales se le puede poner un nombre a una calle, ya sea por una conmemoración o por resaltar la figura de algún personaje histórico o alguna batalla o a alguna fecha y hasta por una cuestión absolutamente sentimental. Muchas calles, como en la ciudad de Neuquén, referencian lugares emblemáticos de nuestra región” comenta Rubén Apolonio, profesor de historia de la Universidad del Comahue, que además se desempeñó muchos años como investigador en el Archivo Municipal de Neuquén y en el Museo Paraje Confluencia.

“Después está el tema de quién les pone el nombre a las calles, si las autoridades o la gente y en Neuquén tenemos ejemplos para todo. En relación a cambiarles el nombre tenés el caso de la actual Avenida Argentina que en principio se llamó Eva Perón, cambió de nombre en 1955 (durante el período de la Revolución Libertadora que derrocó al Gobierno de Perón), recuperándolo en 1973 (cuando Perón regresa al país a asumir su último mandato presidencial) para dejar de llamarse definitivamente así a partir del Golpe de Estado de 1976” agrega Apolonio.

“La avenida central (actual Avda. Argentina) está construida con suficiente amplitud como para que fuera una gran arteria y resaltara su carácter monumental. Cuando fue hecha se veía desde el sur de la ciudad, el famoso Chalet de la Gobernación (Chateux Gris) y sobre ella se pensaba ubicar los principales edificios públicos y por eso se habían reservado los espacios respectivos.

Mucho se ha escrito sobre los simbolismos masónicos que tendría este trazado, haciendo alusión al compás y la escuadra como elementos de la Masonería, los cuales estarían ubicados en cuatro diagonales que confluyen a una avenida central, lo cierto es que tanto el fundador de la ciudad como varios miembros del gobierno nacional fueron reconocidos como masones a través de su vida y es por ello que sería desmesurado afirmar que hayan querido dejar su sello sobre la ciudad” escribe sobre la Avenida Horacio Sarlinga en su libro “Las Calles de Neuquén” (2004).

Las calles de la ciudad continuaron siendo de tierra hasta mediados de la década del 50, con mejoras en las trazas de las arterias que conducían a las avenidas y los boulevares. En su libro “Neuquén 100 Años /100 Calles” la Profesora Elsa Bezerra, haciendo referencia a las iniciativas fundacionales del Gdor. Carlos Bouquet Roldán, escribe:

“Traza una gran avenida troncal de sur a norte que es el medio de la ciudad – denominándola “Argentina”…Es el “Norte” y guía y en los sueños del fundador, algún día llegaría a unir el Limay con el Neuquén. Ninguna otra arteria puede pasar sobre ella, de ahí que sea la troncal mayor y principal de donde nacen las otras dos troncales y ninguna calle la corta.

De su centro original, de la parte norte de la Estación del Ferrocarril, nacen las otras dos troncales, una se dirige al este, de donde viene la vida, según rezan las más antiguas tradiciones, así avanza la “Independencia”.

Beatriz Iglesias, del Archivo Histórico Municipal que funciona en el subsuelo de la actual dependencia Centro de la Municipalidad nos muestra los mapas en los que se evidencia el crecimiento de la ciudad y las distintas modificaciones que tuvo la Avenida Argentina.

En dicho archivo están los documentos de la resolución en la que se detallan las razones por las cuales en la década del 40 deja de llamarse “Argentina” y pasa a llamarse “Eva Perón”, la resolución de 1955 que por razones del golpe que derroca a Perón vuelve a llamarse “Avenida Argentina”, la resolución de 1973 en la que se expresa “…que tal determinación debe ser objeto de una “revisión” por lo que respecta al nombre de la Avenida y que “resulta justiciero cambiar la nominación actual e imponerle el nombre de Eva Perón”, colocándose además un busto en su honor. Tres años después, el golpe de estado de la Junta Militar de 1976 volvería a arrebatarle el nombre para convertirlo otra vez en “Argentina”.

El nombre Argentina es el nombre que lleva nuestra nación y tiene reminiscencias de leyenda, ya que el vocablo Argentina viene de “Argentum” que es el nombre en latín de la Plata (elemento químico presente en el mineral) que significa blanco y brillante, está relacionado con la mítica Ciudad de los Césares, construida en plata y oro que los conquistadores españoles porfiaban encontrar en estas latitudes del sur.

 La Avenida Argentina se llamó Eva Perón hasta el Golpe del 55.

Como nombre aparece por primera vez en un mapa del año 1554 del portugués Lopo Homen y en 1860 cuando se promulga a través del artículo 35 de la Constitución de 1953 que establece: “Las denominaciones adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente: Provincias Unidas del Río de la Plata, República Argentina, Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintamente para la designación del gobierno y el territorio...”

La Avenida de nuestra ciudad, que lleva el nombre del país, es escenario de celebraciones, festejos y marchas de protesta. Se vistió de azul y blanco en el último mundial cuando “los muchachos” de la Selección nos volvieron otra vez a ilusionar y hacer campeones.

Nace a partir de lo que fue “La tranquera de los ingleses” sobre la cuál uno de los guías del Museo Paraje Confluencia nos cuenta:

“Siempre existió una diferenciación económica entre “El Alto” y “El Bajo” que fue como se fueron conociendo ambas zonas, siendo la primera la que tenía el mayor valor fiscal de las tierras, en parte por la instalación de los primeros edificios públicos como el edificio de la Gobernación, la sede de la Municipalidad y el Juzgado letrado y otros edificios de importancia, que hicieron que el valor de las tierras subiera y determinara quienes podían comprar propiedades en Neuquén. No necesariamente personas “ricas” pero sí con cierto nivel de ingresos, como era el caso de profesionales o pioneros ya consolidados económicamente.

La idea del “El Alto” y “El Bajo” también está reforzada por la disposición del espacio geográfico en el que las bardas como meseta ostentan una ubicación predominante. Hasta hace no mucho, también existía una concepción dicotómica y peyorativa porque cuando “alguien del Alto” le decía a otra persona que era del “Bajo” lo trataba básicamente de pobre”.

Existen muchas interpretaciones acerca de la importancia de la retirada de la “Tranquera de los ingleses”. De hecho, el jefe de la Estación del Ferrocarril manejaba prácticamente toda la circulación entre “El Alto” y “El Bajo” de Neuquén, ya que el otro paso que existía estaba ubicado cerca del Puente Ferroviario, ubicado muy lejos del centro de la ciudad, a casi 2 km y medio de la tranquera.

Hoy que podemos y debemos reflexionar sobre la forma en la que se desarrolla la ciudad, que crece horizontalmente hacia el Oeste, donde se ubican los barrios populares y verticalmente en el “centro” de la ciudad, con la gran cantidad de edificios que se yerguen en esta zona.

De la Tranquera de los ingleses hasta el río, la Avenida Argentina se transforma en Avda. Coronel Olascoaga. Los restos de Olascoaga descansan en el mausoleo que corona un monumento que le rinde homenaje precisamente donde muere la Avenida Argentina o si se prefiere en las alturas de las bardas, desde donde remonta el vuelo hacia un cielo blanco de nubes y azul firmamento, agitándose en la enorme bandera que saluda desde Neuquén al Valle entero.

LM